Las propuestas fantasiosas

Ya vimos las dos grandes teorías existentes sobre el poblamiento americano hablando ahora veremos algunas extravagantes que existen sobre el mismo. Extravagantes, sí, pero  si alguna vez pudieran ser probadas cambiarían por completo la visión que tenemos sobre la llegada del hombre a América. Caro que actualmente no dejan de ser mera fantasía.

Veamos las principales teorías al respecto. Iniciaremos con el poblamiento mediterráneo, más concretamente con la cultura fenicia. Según Cyrus Herzl Gordon, investigador estadounidense de culturas del Cercano Oriente y lenguas antiguas; judíos, fenicios y otros pueblos del Mediterráneo cruzaron el Atlántico en la Antigüedad. Esta teoría fue basada en la inscripción de Bat Creek encontrada en el condado de Loudon en  el Estado de Tennessee en el año 1889.

Dicha inscripción de piedra fue inicialmente considerada como una inscripción Cherokee, pero en la década de los setenta del siglo pasado Cyrus Gordon consideró que las letras podían ser paleo-hebreas del siglo uno o dos antes de Cristo.

Posteriormente, el economista J. Huston McCulloch en el año 1988 comparó las letras de la inscripción a Paleo-Hebrew y Cherokee en un artículo en la revista Tennessee Anthropologist y concluyó que el ajuste Paleo-hebreo se ajustaba mucho mejor para explicar la inscripción de la tablilla de Bat Creek que el idioma Cherokee y que además los trozos de madera concordaban temporalmente con lo que afirmaba Gordon según el radiocarbono. Sin embargo, los arqueólogos Robert Mainfort y Mary Kwas, basándose en una comunicación de la semiótica Frank Moore Cross concluyeron que la inscripción no es realmente idioma paleo-hebreo sino más bien una falsificación del siglo diecinueve.

Por otra parte, “El libro de Mormón: Otro testamento de Jesucristo” es, según la creencia de los Santos de los Últimos Días un registro de las civilizaciones que poblaron el continente americano desde nuestro lado del Atlántico, una de las cuales había llegado a dicho territorio alrededor del seiscientos a.C.

Ese libro sagrado asegura que los habitantes de América antes de la llegada de Colón eran descendientes de las tribus semíticas que zarparon desde el Viejo Mundo. Para la mayor parte de los historiadores, Mormón no fue el autor del libro, por lo que carece de validez documental: La National Geographic Society aseguró en una carta de 1998, “los arqueólogos y otros estudiosos han demostrado desde hace mucho que el pasado de este hemisferio y su sociedad no tienen constancia de nada que sirva para sustanciar el libro de Mormón”.

La civilización romana también tiene su teoría sobre el poblamiento americano. En 1933 fue encontrada en Terracota una pequeña escultura de una cabeza con rasgos europeos. Esta escultura fue encontrada en un cementerio en el valle de Toluca en un registro arqueológico datado entre 1476 y 1510.  Expertos señalaron que la estatua podía ser perfectamente fechada en el siglo dos después de Cristo. Más sorprendente todavía que la romana es la teoría sobre la llegada de egipcios a América.

La especialista alemana en toxicología Svetlana Balabanova argumenta que encontró restos de coca y nicotina en la momia de la sacerdotisa Henut Taui. Ambas sustancias son originarias de América y en teoría no se conocían en la sociedad del Antiguo Egipto. Una posible explicación es que es vegetación estuviese presente en el antiguo Egipto y posteriormente se extinguiese.

Los británicos también tienen su propia leyenda sobre la llegada británica a América, curiosamente antes que la llegada española. La leyenda dice que Madoc, príncipe galés, llegó a las costas americanas en el año 1170. Es una teoría que no se basa en ninguna evidencia arqueológica ni documental, pero fue muy popular en la Inglaterra del siglo dieciséis y diecisiete, sobre todo en los que querían argumentar así su derecho a ocupar tierras en Norteamérica.

La leyenda cuenta que Madoc llegó a la actual Florida o a Mobile (en Georgia), desde donde recorrió el Misisipi y el Misuri hasta llegar a las Grandes Llanuras. Supuestamente, su base estaría en el Espinazo del Diablo, una formación rocosa en Louisville (Kentucky), donde supuestamente habría existido una colonia de indios de habla galesa.

El reverendo Morgan Jones, que fue capturado en el año 1669 por la tribu india Doeg, fue el primero en informar sobre los indios de habla galesa. Otros aventureros afirmaron haber descubierto a los «indios de Gales», e incluso llegaron a afirmar que una tribu adoraba una copia del Evangelio escrita en galés.

También tenemos una teoría sobre el poblamiento africano de América anterior a la llegada de los españoles. Fue adoptada por el arqueólogo José Melgar tras descubrir en el año 1862 en el sitio arqueológico de Tres Zapotes, en el Golfo de México, una cabeza colosal que presentaba rasgos muy similares a los de la población africana.

Pero el principal valedor del poblamiento africano de América es Ivan GladstoneVan Sertima, científico social y académico británico de origen guayanés, es famoso por su obra «They Came Before Columbus» (Ellos vinieron antes que Colón).

En esa obra, Van Sertima defiende la presencia de civilizaciones africanas en América en general y específicamente en México antes de la llegada de Colón en el año 1492. A ello hay que añadirle la leyenda del príncipe Abubakari II o Abu Bakr II que pudo haberse embarcado hacia el nuevo mundo después de su abdicación en 1311. Según cuenta la leyenda, Abu Bark se habría convencido de que podía encontrar el fin del Atlántico, así que armó una flota de unas doscientas naves. De todas las embarcaciones tan solo volvió una, pero el rey no se dio por vencido, así que él mismo partió con otras doscientas naves que nunca regresaron. No hay ninguna evidencia de un hipotético paso de Abubakari II por América, y los parecidos entre las esculturas de ambos lados del Atlántico pueden ser eso: simplemente parecidos.

Varias son las hipótesis que hablan del poblamiento chino de América, todas ellas bastante poco sólidas. La profesora y arqueóloga estadounidense del Instituto Smithsonian, Betty Meggers,  aseguró en el año 1975 que los olmecas fueron poderosamente influidos por la civilización china del mil doscientos antes de Cristo. Además, otros vestigios pueden refrendar esta relación milenaria chino-india, como las monedas de origen oriental descubiertas en la Columbia británica por un minero.

El británico Gavin Menzies  en el libro “1421: el año en que China descubrió el mundo” aseguró que la flota del marino Zheng He llegó a América en ese año. La falta de evidencias reales hizo que esta teoría fuera ampliamente rechazada por la comunidad científica e histórica. Hay una tercera teoría de origen chino. Esta teoría sugiere que los misioneros chinos liderados por Hui Shen que llegaron a Fusang en el año quinientos en realidad habían arribado a California, por la descripción que en sus escritos hacen de dicho territorio.

La propia Betty Meggers es la principal investigadora que sostiene el poblamiento japonés de América o como mínimo un contacto cultural entre los pueblos del noroeste de Sudamérica y el Japón. Fue en su libro Prehistoric America: An Ecological Perspective (América prehistórica: Una perspectiva ecológica). En esta obra, Meggers se basa en sus propios estudios de las similitudes de la cerámica encontrada en yacimientos arqueológicos de Valdivia, en Ecuador y los encontrados en Japón,  ambos fechados entre el dos mil y el tres mil antes de Cristo. También sugirió que plantas, agentes patógenos y parásitos de origen japonés se encontraban entre la población de diversos pueblos andinos.

 

Fuente: revista Iberoamérica Social

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